El socialdemócrata Bernardo Arévalo asumió la presidencia de Guatemala en la madrugada del lunes, con más de nueve horas de retraso, meses después de una arremetida judicial atribuida a su promesa de combatir a los corruptos de la élite política y económica del país.
Minutos después de la medianoche, el sociólogo de 65 años juró como presidente para un mandato de cuatro años en un acto solemne en el Teatro Nacional, en el centro de la capital.
«Sí, juro», dijo con la mano izquierda en la Constitución y la derecha alzada, al ser investido por el jefe del nuevo Congreso, Samuel Pérez, miembro de su partido, constataron periodistas de AFP.
La ceremonia fue retrasada por una inédita jornada parlamentaria en la que los diputados salientes y luego los de la nueva legislatura se enfrascaron en debates a favor y en contra de la minoritaria bancada de Arévalo.